Presas en la Cárcel de Mujeres de Amorebieta.
Igual que ocurre con su participación activa en la guerra o su participación política, el número de mujeres represaliadas por franco, fue muy inferior al de hombres, pero bastante más numeroso de lo que pudiera pensarse.
Juana Juanes Molina fue una de esas mujeres que tuvo afiliación política y participó activamente, como miliciana, en la guerra civil y, en consecuencia, fue represaliada por franco al finalizar la guerra, y condenada a una pena de cárcel de dieciséis años por auxilio a la rebelión. Uno los mayores logros del presente trabajo de investigación es descubrir que Juana cumplió, al menos parte de su pena de prisión, en la Prisión Central de Mujeres de Amorebieta.
El descubrimiento se produjo, a través de una base de datos on line, Combatientes.es, donde constaba que había obtenido la libertad condicional en Noviembre de 1943 desde la Prisión Central de Mujeres de Amorebieta. Desconozco la fecha exacta en que fue trasladada a la citada prisión desde Andújar, aunque puedo sospechar que fue inmediatamente después de que se dictara su Sentencia en Junio de 1940. La familia no tenía conocimiento de que Juana había cumplido su pena de prisión en el citado centro penitenciario. Cuando fue liberada optó por ir a vivir a Sestao un pequeño pueblo situado a 32 km de Amorebieta, siendo este unos de los pueblos más industrializados del Gran Bilbao. Allí estaban las fábricas de Altos Hornos, La Naval y La General. Por las fechas de libertad condicional, conocidas en la investigación, fue la primera de los hermanos Juanes Molina que salió de prisión y fijó su residencia en Sestao.
Me surgieron un montón de interrogantes sobre la vida de las mujeres condenadas a penas de cárcel en la época de Franco. ¿Existía alguna diferencia con las cárceles de hombres? ¿Qué supuso para las mujeres que habían vivido durante la República que les impusieran la nueva visión franquista de la mujer y además estar privadas de libertad?
La cárcel de Amorebieta de mujeres tiene una dura historia, de la cual formó parte, Juana Juanes Molina y cientos de mujeres más. Buscando información en internet, tuve conocimiento del libro Individuas Peligrosas de Ascensión Badiola Ariztimuño que realiza un extenso análisis de la citada prisión. Me ayudó mucho a comprender cómo era ser mujer y estar en prisión en aquella época. Tuve una agradable sorpresa cuando vi que en el libro se mencionaba a Juana Juanes Molina. Había localizado una parte importante, hasta ahora oculta, de la historia de una de los hermanos Juanes Molina.
Taller de costura de la Cárcel de Amorebieta.
Fachada lateral del chalet Orue.
En la historia de la Prisión Central de Mujeres de Amorebieta podemos distinguir varias épocas. La primera época gira en torno los años 1939 y 1940. Era un centro creado con propósito de mejorar las condiciones de hacinamiento que había en las prisiones madrileñas y también en la Prisión Provincial de Bilbao (la cárcel de mujeres estaba situada en el chalet de Orue). Después, cuando la prisión de Amorebieta se convierta en la cárcel central de mujeres, la cárcel anteriormente mencionada (Orue), quedará como una cárcel secundaria donde se internará a las mujeres con condenas más cortas.
En marzo de 1940 nace la Prisión Central de Mujeres de Amorebieta con la finalidad de que, la gran cantidad de mujeres que ya habían sufrido un consejo de guerra y se les habían impuesto penas largas de prisión, pudieran cumplir sus condenas.
El Juicio de Juana Juanes Molina se celebró el 4 de Abril de 1940 y su sentencia se dictó en junio del citado año. Por tanto, pudiera ser que, para cumplir su condena, fuera trasladada, directamente, desde Andújar, donde estaba en prisión preventiva desde su detención, a la Prisión Central de Mujeres de Amorebieta, donde cumplió su condena hasta la fecha en que fue puesta en libertad condicional.
La cárcel de Amorebieta estuvo regentada, al principio, por ocho monjas de San José, congregación que se mantuvo al frente del Centro Penitenciario. Según testimonios de alguna interna, parece que durante la Segunda Guerra Mundial estuvo regentada por monjas oblatas, aunque no se conservan pruebas de ello. La primera superiora de la cárcel fue Simona Aspiroz. Después, vendría la valenciana Concepción Montes. En el año 1945 había 13 monjas. La finalidad última de las monjas en la prisión va a ser la reeducación religiosa por considerar que la falta de religiosidad es más grave en las mujeres que en los hombres, dando importancia sobre todo a la moralidad y conducta privada de las mujeres. La intención era reeducar a las mujeres con arreglo al modelo de mujer tradicional defendido por el régimen de Franco.
Tal y como hemos señalado, la Prisión Central de Amorebieta se creó para que las presas cumplieran las penas largas de encarcelamiento. Juana Juanes Molina fue condenada a 16 años de internamiento pero había reclusas condenadas a más de 20 años. Las reclusas tenían posibilidad de reducir sus condenas, a través de lo que se denomino redención de penas por el trabajo. La más común en este centro penitenciario eran los talleres de costura. Estos se crearon en febrero de 1940 por una iniciativa de Matilde Fernández, Inspectora nacional de talleres. Al trabajar allí reducían su condena y muchas veces recibían un suplemento diario. Según el historiador, Fernando Hernández Holgado, la creación de talleres de Amorebieta respondió a la promoción de un modelo de domesticidad que el patronato buscaba como imagen propagandística: las propias presas cosiendo para sus hijos y las de sus compañeros.
Estos talleres de Amorebieta obtienen en 1941, un beneficio de 38.280,85 pesetas y confeccionan 12.000 pantalones, 9.200 guerreras y 555 buzos. En 1942 habrían confeccionado, 10.000 monos, tal y como señala Ascensión Badiola.
Durante mi investigación me ha llamado mucho la atención la dura situación de la maternidad en las cárceles de mujeres porque “los hijos son el mayor chantaje moral y un sufrimiento extra para las mujeres encarceladas“ (Badiola, A. 2009).
Las madres solo podían ver a sus hijos determinadas horas al finalizar el día e incluso cuando los hijos estaban enfermos no se les permitía estar con ellos. Las monjas, cuando los niños enfermaban, no les prestaban atención en la mayoría de las ocasiones. Muchas mujeres afirman que fallecieron niños por el incumplimiento de las normas por parte de las monjas.
Pero los hechos que más han llamado mi atención, por su gravedad, ha sido lo que algunos han denominado Expropiación de niños, basado en la Orden de 30 de Marzo de 1940 sobre la permanencia en las prisiones de los hijos de las reclusas y la Ley de 4 de Diciembre de 1941. La citada Orden establece lo siguiente:
La reclusas tienen derecho a amamantar a sus hijos y a tenerlos en su compañía en las prisiones hasta que cumplan los tres años. Al cabo de este periodo, en caso de no encontrar familiares que se hagan cargo del menor, la tutela pasará al Estado.
La ley prevé que aquellos niños que no puedan recordar sus nombres, o que hayan sido repatriados o que sus padres no puedan ser localizados, serán inscritos en el Registro Civil con otra filiación. La consecuencia de esta normativa es que los niños se inscriben en el Registro Civil a nombre de las personas que los adoptan. De esta forma, las madres cuando salen de prisión no son capaces de encontrarlos. Algunos historiadores los llaman “ los niños perdidos del franquismo.
Según el Patronato de Bizkaia, 221 niños y niñas fueron tutelados por ellos en la época de la represión franquista. Muchos de los niños y niñas fueron trasladados a colegios como: colegio Nuestra Señora de Begoña (Bilbao), Oblatas del Santísimo Redentor (Getxo), Colegio de San José (Bermeo), Hermanas de la Caridad (Lekeitio) o Colegio del Amor Misericordioso (Sestao). El patronato al no tener colegios bajo su propia tutela, contactaba con diferentes escuelas que tuviesen plazas vacantes para ingresar a esas niñas y niños.
En el periodo entre 1943 y 1944, la cárcel central de mujeres de Amorebieta quedó cerrada temporalmente. La causa de este cierre es la siguiente: todas las mujeres que tuvieran una pena de prisión menor a 20 años, por la nueva ley del 13 de marzo de 1943, podrían conseguir la libertad condicional. Después, en mayo de 1943 volvería a quedar abierta la cárcel como una prisión central para mujeres. En ese período obtuvo la libertad condicional Juana Juanes Molina. El ambiente que se respiraba era de un colapso absoluto, ya que muchas de las presas que cumplían condena en esta cárcel, como por ejemplo Juana, dejaba a cientos de kilómetros su hogar y su familia para ingresar en una prisión con unas condiciones infrahumanas, tal y como relataré a continuación.
El hambre era más que evidente en la prisiones de Franco. Pero en concreto, en la de Amorebieta era algo bastante severo. El desayuno constaba de un tazón de agua caliente con alguna vez algún endulzante como el Maggi. Tenían una huerta, pero se utilizaba más bien como una cuadra para dar resguardo a los cerdos, vacas o gallinas. La comida no estaba mala, pero las porciones eran muy pequeñas. Según testimonios de mujeres encarceladas allí, la comida entraba en la palma de la mano. Toda esta situación de precariedad, en torno al año 1942 con el director Antonio Rodríguez, desembocó en una huelga de hambre. Las presas optaron por no levantarse de sus petates a la hora de ser llamadas para comer.
Por razón de la falta de higiene en la Cárcel de Amorebieta, entre 1940 y 1947, habían muerto 48 personas, entre mujeres y niños. Siendo el año 1942, con 17 bajas, el año con más decesos. Habitualmente, la muerte más común era a causa del hambre, acompañado por la falta de higiene.
Finalmente, la Cárcel Central de Mujeres de Amorebieta, el 24 de octubre de 1947, concede la última libertad condicional a Julia González Álvarez. Un par de semanas más tarde, el 19 de noviembre de 1947, esta prisión queda definitivamente clausurada. A partir de entonces, comienza a funcionar como escuela. En la actualidad, es el Colegio de El Carmelo.
Fotografía actual del edificio donde se ubicó la Cárcel Central de Mujeres de Amorebieta.
Placa homenaje en el edificio actual.
La Asociación Ahaztuak 1936-1977 dentro de su campaña Lugares de memoria, el 11 de Marzo de 1977 colocó una placa de homenaje a estas mujeres, que como Juana Juanes Molina cumplieron pena de prisión allí. La placa reza así:
A las mujeres que tras el golpe fascista del 18 de Julio de 1936 sufrieron prisión en este sitio por defender la Libertad, la Justicia Social, el gobierno legitimo de la II Republica y los derechos del Pueblo Vasco. A los niños y niñas que aquí sufrieron prisión junto a sus madres. A las que aquí murieron y a las que vivieron para contarlo. Con la memoria de vuestros sueños esbozamos hoy nuestro futuro.
Entrevista a Ascensión Badiola, escritora del libro Individuas peligrosas. (Telebilbao, 2020)
Trailer del documental Ikusezinak, sobre la cárcel de mujeres de Amorebieta.