Construcción de carretera por presos republicanos.
La redención de penas por el trabajo fue un sistema utilizado durante el franquismo para mitigar el hacinamiento de las cárceles y obtener mano de obra para las tareas de reconstrucción de infraestructuras acometidas después de la guerra civil. El Patronato Central para la Redención de Penas por el Trabajo fue creado por una Orden del Ministerio de Justicia de 7 de octubre de 1938. Dependía del Ministerio de Justicia a través de la Jefatura del Servicio Nacional de Prisiones y tenía su sede central en Madrid.
La utilización de los presos políticos como mano de obra, su explotación laboral a cambio de una reducción de la condena, es una de las características que definen el sistema penitenciario que se configura en la inmediata posguerra en España. La reducción de penas, a cambio de trabajo, se articulaba a través del mecanismo de canjear un día de pena menos por cada dos de trabajo, siempre que el Jefe Militar y el sacerdote penitenciario certificaran que el preso demostraba sus nuevas creencias políticas y religiosas.
Entre los métodos de redención de penas por el trabajo encontramos dos tipos. El primero, dentro de las prisiones, por medio de talleres penitenciarios y el segundo, en trabajos exteriores, sobre todo en destacamentos penales. Pero ¿Qué es un destacamento penal? Son unidades de trabajo que realizaban obras públicas como construcción de carreteras, ferrocarriles o trabajos agrícolas o mineros. Los presos construyeron embalses, levantaron las cárceles donde fueron encerrados, trazaron líneas férreas, trabajaron en cuencas mineras, reconstruyeron los lugares destruidos por la guerra como Belchite, Gernika, Teruel, etc.
Presos en un taller de una cárcel franquista.
Construcción del ferrocarril por presos republicanos.
En los destacamentos penales, en teoría, los presos recibían el mismo salario que percibían los obreros libres. Las empresas que los contrataban entregaban el salario integro de cada preso a la Jefatura del Servicio Nacional de prisiones. El preso recibía en mano 50 céntimos y habitualmente los utilizaba para comprar lo básico para poder sobrevivir, unas botas viejas, un petate con una manta usada, nuevos uniformes en mejores condiciones, etc. Las mujeres de los presos también recibían una pequeña parte del salario, 2 pesetas. Por ultimo, las familias con hijos menores cobraban también una peseta extra por cada menor. El resto, que suponía el 75% del salario del preso, iba directamente al Estado.
Ademas, por si esto fuera poco, comenzaron a descontar del jornal su uniforme o las comunicaciones con su familia. Por cada visita de un familiar se descontaban 1,25 pesetas. Los presos cobraban las horas extras y como el Estado se quedaba con casi todo su salario, se veían obligados a realizar largas jornadas extraordinarias para poder mantener a su familia. Los presos llegaban a duplicar su jornada. Ante esta situación, el régimen de Franco estableció que, de las horas extras, se descontase a los reclusos un 25% como “donativo reglamentario” e iba destinado a el Fondo de Educación de Hijos Desvalidos de Penados.
Según consta en su expediente, Bautista Juanes Molina se acogió al instituto de la redención de penas por el trabajo. Estaba casado y tenía dos hijos menores de edad. Tomando en consideración las condiciones de trabajo descritas, es fácil imaginar las largas jornadas de trabajo que se vio obligado a realizar para poder mantener a su familia.
Bautista trabajo en el destacamento penal de Cuelgamuros y fue trasladado al destacamento penal Pozo Fondón donde no pudo llegar a trabajar porque su precaria salud le impidió superar el reconocimiento médico previo.
DESTACAMENTO PENAL DE CUELGAMUROS
Tal y como consta en su expediente penitenciario, el 31 de marzo de 1944, Bautista ingresa en el destacamento penal de Cuelgamuros (carretera), El Escorial (Madrid). En el valle de Cuelgamuros hubo tres destacamentos penales (San Román, Banús y Molán) que construyeron el monumento del Valle de los Caídos. Había oído mucho hablar recientemente de ese monumento, así como sobre las discusiones políticas sobre qué hacer con él, pero ¿qué es realmente el monumento del Valle de los Caídos? Este monumento es el principal símbolo de la dictadura franquista en España. Fue construido por el dictador Franco para celebrar su victoria militar y crear un espacio donde enterrar y rendir honor a los fallecidos del bando franquista.
Monumento del Valle de los Caídos.
La Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos se inauguró el 1 de abril de 1959. El conjunto monumental está formado por una basílica católica, una abadía y un cuartel. En sus treinta mil metros cuadrados de explanada también hay una hospedería, una escolania y una biblioteca especializada en materia religiosa. Lo preside una cruz de 150 metros de altura.
Allí fue enterrado el dictador Francisco Franco aunque el 24 de Octubre de 2019 fue exhumando y enterrado en el cementerio de Mingorrubio.
Inauguración de la Basílica de la Santa Cruz en el Valle de los Caídos.
Entierro de Franco.
El destacamento penal de Banús fue el encargado de la construcción de la carretera de acceso al valle de los caídos y allí trabajo Bautista Juanes Molina desde el 31 de Marzo de 1944. El destacamento penal se constituyó oficialmente el 28 de Mayo de 1943. Las condiciones de vida de los presos han sido relatadas por Ruiz Casero L. A. (2023).
Todos los penados de Banús se concentraban en un solo dormitorio, con las ventanas cubiertas por una malla metálica. Hasta mediados de 1944, con los presos durmiendo en el suelo, el barracón tuvo espacio suficiente: dos metros cuadrados por persona. Pero la instalación de las duchas y retretes redujo el espacio del barracón en una época en la que el número de reclusos del destacamento había aumentado hasta en un 60%, reduciéndose dramáticamente la ratio a un metro cuadrado por persona.
El hacinamiento en el dormitorio era intolerable, aún bajo los poco exigentes criterios de los Banús. Esa es la causa, pensamos, de la coincidencia en fechas de los proyectos de conducción de aguas y la instalación de las literas: había que aprovechar al máximo el espacio con el mínimo coste posible. La comodidad de los presos no estuvo, en ningún caso entre los motivos, pues los presos cambiaron la tarima del suelo por los tablones de las literas, que carecían de somier, colchoneta o jergón, más allá de lo que pudieran improvisar sus ocupantes. Los Banús embutieron en el barracón 15 grupos de 15 literas cada uno, rellenando los huecos con otros 9 grupos de 6. Las literas siempre fueron de tres alturas, caso único en los destacamentos de Cuelgamuros. Hasta cinco presos se acumulaban, codo con codo, en cada altura de las literas grandes.
Presos construyendo el Valle de los Caídos.
Pronto se superaron las previsiones de ocupación de los barracones. Después de la reforma señalada el dormitorio tenía 279 plazas pero en septiembre de 1944 ya contaba con 283 presos. Los funcionarios y guardias civiles mantenían el orden de forma inflexible y hay testimonios que hablan de castigos físicos e incluso asesinatos. La vigilancia era muy estrecha dentro y fuera de los barracones. A raíz de una fuga se aumentaron los recuentos de 3 a 8 al día (al levantarse, a la hora de la comida, a la hora de la cena, a la hora del silencio, los de entrada y salida del tajo y dos recuentos nocturnos a la una y a las tres de la madrugada).
Las condiciones de trabajo eran muy duras. Los presos cavaban a mano el lecho de la carretera y a mano también lo rellenaban. Después de la dura jornada de trabajo, tenían que regresar a un frío barracón donde les esperaba una cena muy escasa e insuficiente.
Según relata Ruiz Casero L. A. (2023) “Es precisamente el frío el recuerdo mas recurrente en la memoria de quienes pasaron por el destacamento. Los dos primeros inviernos fueron especialmente dramáticos. Américo Tuero recuerda a sus compañeros harapientos, escasos de abrigo, apiñándose los unos contra los otros para sobrellevar el desplome del mercurio.”
A pesar de las duras condiciones de vida y el peligroso trabajo realizado, no existía ningún tipo de atención médica oficial. En el destacamento se constituyeron comunas para compartir los escasos alimentos y paquetes que enviaban las familias que podían permitírselo. Ademas se establecieron grupos para compartir las noticias que llegaban del exterior. Se siguió con ilusión el final de la Segunda Guerra Mundial y la derrota nazi con la esperanza de una intervención en España de las potencias aliadas para derrocar el régimen de Franco. Hay muchos testimonios que hablan de la organización política y social de los presos.
Durante su estancia en el destacamento penal de Cuelgamuros Bautista Juanes Molina fue sancionado por actividades y reuniones de carácter clandestino y comunista. Esto motivó su traslado el 3 de Abril de 1945 al Reformatorio de Ocaña, al no poder seguir acogiéndose al instituto de la redención de penas por el trabajo.
El actual Gobierno de España quiere convertir este espacio en un lugar de reflexión crítica sobre la guerra y la dictadura. Un espacio para la memoria.
Vicisitudes Penales y Penitenciarias en el expediente penitenciario de Bautista Juanes Molina.
DESTACAMENTO PENAL DE POZO FONDÓN
En el expediente penitenciario de Bautista Juanes Molina consta la Hoja de Conducción desde la Prisión Central de Burgos al Destacamento penal de Pozo Mazón en Asturias el 10 de Agosto de 1948. Sin embargo sus condiciones físicas le impidieron trabajar, siendo declarado no apto en el reconocimiento médico practicado.
Traslado al destacamento Penal de Pozo Fondón de Bautista.
Declaración de no apto de Bautista para el trabajo, tras reconocimiento médico.
Presos republicanos en el Destacamento Penal de Pozo Fondón en 1942.
La sección de minas dentro de los destacamentos penales tenía un gran valor porque los trabajos que allí se realizaban no se perdían por el mal tiempo, los jornales eran elevados y además percibían un suplementos de dos pesetas. El trabajo en las minas suponía un gran negocio para el Estado a costa del esfuerzo de los mineros.
El Pozo Fondón es una explotación minera situada junto al río Nalón en Sama de Langreo (Principado de Asturias), en España. Actualmente alberga el Archivo Histórico y Centro de Documentación de Hunosa.
La explotación de la hulla en este rincón del municipio de Langreo, entre Sama y La Felguera, comienza con la apertura de la mina de montaña de La Nalona en 1840. En 1941 se ampliaron las instalaciones con varios pabellones y una amplia capilla. En 1940 los reclusos destinados a estos trabajos fueron 50 penados, que se fueron ampliando en sucesivas fechas hasta llegar a completar la cifra de 329 penados. En los diversos pabellones se instalaron cuatro dormitorios, cocina, comedor, almacén y salas con agua caliente y fría así como duchas, retretes y un secadero de ropas de mina de los penados. Las camas son todos unipersonales y se colocan sobre un somier a medio metro de altura.
El pozo cesó su actividad en 1995 y posteriormente fue habilitado para albergar el Archivo Histórico de Hunosa. Además es sede de la Brigada de Salvamento Minero.
Presos en el Destacamento Penal de Pozo Fondón en 1942.